lunes, 16 de mayo de 2011

inquietud jurídica/pictórica


Por razones que no vienen al caso (al menos en este momento), durante los últimos días me estuve acordando de un texto en el que se mencionaba un cuadro llamado Napoleon in his study; estaba seguro de que se trataba de un artículo de Atilio Aníbal Alterini ("el Enzo" jurídico, según lo bautizamos con Gabriel hace muchos años, por su calidad y estilo).
El sábado a la mañana me puse a buscarlo y, al final, me di cuenta de que el cuadro en cuestión estaba citado en la nota de elevación del Proyecto de Código Civil unificado con el Código de Comercio del año 1998. En más de cuarenta párrafos, los integrantes de la Comisión Honoraria designada al efecto (entre los que ciertamente se encontraba A.A.A.) exponen los lineamientos de su trabajo.
Transcribo:
"es famoso el pensamiento de Napoleón Bonaparte, ampliamente confirmado por los hechos: 'Mi gloria no es haber ganado cuarenta batallas; Waterloo borrará el recuerdo de tantas victorias. Lo que nada destruirá, lo que vivirá eternamente, es mi Código Civil'. El reconocimiento a esa obra monumental es de tal magnitud que -por ejemplo, como recuerda Pierre Legrand- en la National Gallery of Art, de Washington, se exhibe un cuadro de Jacques-Louis David titulado Napoleon in his Study, en el cual aparece en su escritorio de trabajo, redactando a la luz de una vela el Código Civil" (Proyecto de Código Civil de la República Argentina unificado con el Código de Comercio, segunda edición, editorial Abeledo Perrot, p. 4).
Obviamente, lo busqué en internet y, para mi sorpresa, encontré que -como surge a simple vista- Napoleón NO aparece "redactando a la luz de una vela el Código Civil".
Entonces, me pregunto: ¿es posible que ninguno de los firmantes (seis prestigiosos juristas) de la nota de elevación del Proyecto (dirigida a "Su Excelencia, el Señor Ministro de Justicia de la Nación") se haya tomado la molestia de verificar lo que estaba diciendo?

viernes, 13 de mayo de 2011

mi frase vital

Es una tarde ideal para enamorarse (al menos por un par de horas): lluviosa, destemplada y víspera de fin de semana ...; si es por la zona de Parque Lezama: mucho mejor.
Hoy hablé con mi hermana y, después de pensarlo un par de horas, llegué a una conclusión (casi me animaría a decir definitiva). A ella (y especialmente a la gesticulación de sus palabras), le debo -entre muchas otras cosas- lo que sigue.

"JUGAR; lo demás no tiene sentido"

A los 40 años, ésta es mi idea de la vida.

JUGAR es lo opuesto de trabajar.
"Mientras el trabajo productivo está presidido por una finalidad -procurar la subsistencia de quien trabaja- y en tal sentido es una actividad medial o instrumental, o no es un fin en sí mismo, el juego es una actividad por completo libre, sin finalidad que la condicione; que se juega por jugar, mientras no se trabaja por trabajar, y si se trabaja por trabajar, se está en realidad jugando" (Manuel Alonso Olea, "Introducción al derecho del trabajo", quinta edición, revisada, renovada y ampliada, editorial Civitas, Madrid, 1994, p. 43).